Capítulo 3
Los días pasaron, y la
madre del muchacho trataba de consolarlo. —Te haría bien hacerme
caso de vez en cuando. —Acariciaba el cabello de su hijo mientras él se
recostaba en su pierna derecha. —No la quería perder.
—No sabes si más
adelante las cosas se acomodan entre ustedes, debes dejar que esto fluya.
— ¿Y si no vuelve a
hablarme de nuevo?
—Debes dejarla ir
entonces.
…
La chica de cabello castaño
se tenía que acostumbrar a no mirar hacia donde él estuviese, aunque él la
buscara con la mirada. Enfocada, sabía que lo lograría, ya no era quien moría
por él. No más.
Pasaba por su lado sin
inmutarse siquiera, y contaba con pocos amigos aficionados a la lectura. Como ya era costumbre, era normal ver al muchacho
cerca, e incluso entraba a la biblioteca, sin lograr perturbar su tranquilidad.
Lo que parecía algo
imposible, cada día fue probable de realizar. Él ya no tenía cabida en su vida,
y, cuando los años restantes para acabar la secundaria terminaron, cada quien
se fue por su lado.
…
El chico, de tanto
insistir, se cansó, y lo mejor que podía hacer era no persistir en el tema, y
la consideraba como una compañera más de clases.
El día de su graduación
fue su despedida, quizás con rencores o no, pero para ambos fue una liberación.
—Felicidades —dijo a
la chica de cabello castaño. —Espero que seas feliz y logres lo que quieres.
—Gracias, igualmente —respondió,
y se fue de allí, dejando en claro que, como esa etapa, cualquier posible
relación entre ello había muerto.
FIN
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