miércoles, 30 de noviembre de 2016

Un amor no verdadero



Capítulo 2 parte 2
 
Ella llegó a sus clases habituales con vergüenza, imaginando cada insulto que le daban, como era costumbre. Ese día, aquel collar que le había dado ese chico estaba escondido en la caja rosa dentro de su bolso, listo para ser devuelto; no quería ya ningún vínculo con él. Mientras el séquito de bobas la molestaba, ella continuaba como si nada estuviese pasando, pero algo la sacó de sus casillas, un pequeño movimiento desató su furia.
La pelirroja decidió golpearle la frente, ya que no veía que ella reaccionara a sus ataques, pero no se esperaba que la debilucha se levantara a empujarla con tanta fuerza que la tumbó al suelo.

— ¡Déjame en paz! —Gritó con furia dentro del salón, teniendo al resto de los estudiantes expectante— ¡Me tienes cansada! ¡Tú y este maldito grupo me tiene harta!
La pelirroja, con su rostro colorado, estaba dispuesta a empezar una pelea empujándola de regreso, provocando que la otra se tambaleara. Aprovechando su debilidad, la agarró del cabello con intensidad, haciéndola gemir del dolor. — ¡Maldita perra! —Gritó enloquecida— ¿Cómo te atreves a tocarme, inmunda?
— ¿Qué está pasando? —todos se detuvieron al ver al muchacho entrar, parando la pelea al instante. La debilucha seguía en el suelo, y la pelirroja aún adolorida, se acomodó lo mejor que pudo para verlo, y su intento de sonrisa era más bien una mueca provocada por el dolor de la caída— ¡Ella comenzó! —Dijo con lástima fingida— se volvió loca, me empujó sin razón aparente y...
—Te empujé porque estoy harta con tus humillaciones —dijo con voz fuerte—, tú comenzaste a insultarme sin yo ser la culpable de nada!
El muchacho le tendió la mano, ya que ella seguía en el suelo, pero lo ignoró y se levantó por su cuenta, y él la buscaba con la mirada con insistencia para que hiciera lo mismo, pero ella no reaccionó de igual forma.
—Amor —dijo la pelirroja— no me digas que le crees a la pelos de trapo, obviamente ella está mintiendo...
—Yo no soy tu amor —respondió tajantemente—, y quiero saber qué pasó.
En eso, la profesora entró sorprendida por tal desorden, y luego de la vaga explicación de sus estudiantes, llevó a las dos chicas a Dirección. Mientras tanto, el chico preocupado esperaba afuera, y su mejor amigo estaba desconcertado.
— ¿Y tú qué con la nerd? —preguntó despreocupado, pero el muchacho no respondió de inmediato. —No le digas así —dijo finalmente— si la conocieras, pensarías distinto de ella.
—Mira, honestamente no me importa —dijo sin mucha importancia— pero a ti te pasa algo con ella, ¿no es cierto?
Lo miró, preocupado, sin saber si le podía confesar sus sentimientos con tranquilidad. Se sentía sofocado, debía dar la tonta imagen del chico perfecto y popular, como si no tuviese corazón, pero sí tenía, y estaba locamente enamorado, ¿era tan difícil de entender?
Escucharon ambos la puerta de la Dirección abrirse, y la debilucha salió disparada de allí. El muchacho luchó un poco para alcanzarla, y, sin importarle que los demás mirasen, le agarró la mano.
— ¡Suéltame! —dijo con tanta fuerza, que hasta él se asustó. Se soltó de su agarre para quedar libre—no me busques más.
—Espera —la siguió de nuevo, y se puso delante de ella— tenemos que hablar.
—No quiero hablar contigo, y no quiero saber más nada de ti —tomó su bolso para encontrar la caja rosa, y, cuando lo vio, le extendió la mano para dárselo, pero él hizo caso omiso. —Es tuyo, quédatelo —dijo en un hilo de voz.
—No, el mío lo botó esa loca —la señaló en la esquina en donde estaba. —Toma tu collar.
—No, te lo regalé, te pertenece.
— Pues no lo quiero —lo tiró al suelo, haciendo que la caja se abriera, revelando su contenido. Abrió la puerta de la escuela, y, confundida, no sabía dónde ir, así que siguió hacia el frente, pero algo la seguía deteniendo.
—Perdóname —dijo aquel chico con la cabeza gacha—, perdóname por todo lo que te he hecho, por no haberte puesto de primero, por no haberte defendido, por amarte y no habértelo dicho. Te amo mucho y no quiero perderte.
— ¿Me amas? —Preguntó irónicamente— ¿es un maldito chiste o qué?
—No es un chiste, te puedo decir que es cierto, te amo y quiero estar contigo.
Una sonora carcajada se escuchó por respuesta —por favor, ¿qué vas a estar amándome, si eres egoísta como ellos? No te importa lastimar a otros con tal de beneficiarte, no te importa más nadie sino tú mismo.
— Sé que actué mal, pero por favor, dame otra oportunidad —suplicó.
—Yo te di una oportunidad —pronunció con rabia—, ¿recuerdas? Cuando te dejaba entrar a mi casa a pesar de que me insultabas; yo te amaba, y no me importaba eso con tal de verte, y me mentiste de la forma más descarada —señaló con su dedo el pecho del muchacho con eminente amenaza. —Te voy a decir una cosa, dos oportunidades no doy, así que olvídate de mí para siempre.
— ¡Te amo! —gritó en ese lugar, llamando la atención de los que por allí pasaban.
— ¿Qué haces? —Preguntó muy molesta— cállate de una vez.
—No puedo callar lo que siento —respondió con una sonrisa—, ¡y te pido delante de todos que me des otra oportunidad!
—Olvídalo —y se dio media vuelta, pero se dio cuenta que estaba rodeada de mucha gente, incluyendo a la pelirroja y su séquito.































 

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